En el ámbito de la salud articular en personas mayores, un estudio clínico destacado es el realizado por Jiang, Yu y Huang, publicado en 2014. Este ensayo clínico aleatorio, doble ciego y controlado con placebo, evaluó el impacto de la suplementación con péptidos de colágeno en mujeres de edad avanzada con osteoartritis leve a moderada de rodilla.
Diseño del estudio:
Participantes: Mujeres mayores con osteoartritis de rodilla leve a moderada.
Intervención: Ingesta diaria de péptidos de colágeno durante 6 meses.
Evaluaciones: Se utilizaron dos escalas reconocidas: WOMAC (Western Ontario and McMaster Universities Osteoarthritis Index) y la puntuación de Lysholm, para medir el dolor y la movilidad física.
Hallazgos clave:
Reducción del dolor: Los participantes que recibieron péptidos de colágeno experimentaron una disminución significativa en la evaluación del dolor en comparación con el grupo placebo.
Mejora en la movilidad: Hubo una mejora notable en la función física y la movilidad en el grupo que tomó colágeno.
Estos resultados sugieren que la suplementación con péptidos de colágeno puede ser beneficiosa para aliviar el dolor y mejorar la movilidad en mujeres mayores con osteoartritis de rodilla.
Vigencia de los hallazgos:
Estudios posteriores han respaldado estos resultados. Por ejemplo, un metaanálisis publicado en 2023 en el Journal of Orthopaedic Surgery and Research concluyó que los péptidos de colágeno proporcionan un alivio significativo del dolor en pacientes con osteoartritis de rodilla, sin un aumento notable en los efectos adversos en comparación con el placebo.
En resumen, la evidencia científica actual respalda el uso de péptidos de colágeno como una opción complementaria para mejorar la salud articular en personas mayores con osteoartritis.
Donde todo se nota: el colágeno y la piel como reflejo de la salud interior
La piel, ese órgano extenso que envuelve, protege y comunica, es mucho más que una superficie: es nuestro escudo frente al mundo. Y en su estructura más íntima, el colágeno juega un papel esencial. Aproximadamente el 75% del peso seco de la dermis está compuesto por colágeno, una proteína que actúa como el andamiaje que sostiene la firmeza, elasticidad e hidratación natural de la piel.
Con el paso de los años —ya veces mucho antes, por factores como el estrés, la radiación UV, la mala alimentación o el tabaquismo—, la producción natural de colágeno comienza a disminuir. A partir de los 25 años, se estima una pérdida de cerca de un 1% anual, lo que se traduce en pérdida de firmeza, aparición de arrugas, sequedad y una regeneración celular cada vez más lenta.
Aquí es donde los péptidos de colágeno hidrolizado (CH) se convierten en aliados visibles y palpables. Gracias al proceso de hidrólisis enzimática, el colágeno se transforma en pequeñas cadenas de aminoácidos bioactivos que el intestino puede absorber eficientemente. Una vez en el torrente sanguíneo, estos péptidos actúan como señales biológicas: estimulan a los fibroblastos —las células responsables de la producción de colágeno, elastina y ácido hialurónico en la dermis— para que reactiven su actividad.
Esto no solo mejora la densidad y estructura de la piel desde dentro, sino que también contribuye a reducir el estrés oxidativo, al aumentar la presencia de antioxidantes endógenos y mejorar la respuesta celular frente al daño ambiental. Varios estudios clínicos han mostrado mejoras concretas en la elasticidad, hidratación y reducción de líneas finas tras la suplementación diaria con colágeno hidrolizado durante al menos 8 a 12 semanas.
Pero más allá de los números y porcentajes, lo realmente transformador es lo que muchas personas describen como "volver a verso al espejo con agrado". La piel recupera esa apariencia saludable que no viene solo del maquillaje o los productos tópicos, sino de una renovación profunda que ocurre desde adentro.
Y es en este punto donde el CH demuestra que no se trata solo de estética, sino de reconectar con el bienestar y la vitalidad que a veces sentimos que se nos escapa con los años.
PD: “Endógeno” significa que algo se produce dentro del cuerpo de forma natural. Por ejemplo, cuando hablamos de antioxidantes endógenos, nos referimos a los que nuestro propio organismo genera (a diferencia de los que vienen de alimentos o suplementos).